Redacción TuluáEl Periódico
El viernes 8 de enero de 2010, durante más de ocho horas, un joven que se encontraba en avanzado estado de embriaguez, puso en vilo a las autoridades y a los organismos de socorro, al amenazar con lanzarse de lo más alto de una torre de telefonía celular ubicada en la Calle 23 con Carrera 18 del Barrio Maracaibo en Tuluá.
Al parecer, la situación económica y una decepción amorosa, habrían sido las causas para que Javier Gaviria Ospina, de 20 años, decidiera, a través de una azotea, subirse hasta la estructura metálica de 57 metros de altura, desde donde gritaba frases incoherentes, a la vez que pedía que le llamaran a su novia Yuliana.
Vecinos del sector informaron que hacia la 1:00 de la madrugada empezaron a escucharse gritos desde lo más alto de la torre, y fue entonces cuando llamaron a los bomberos para que atendieran la emergencia.
En varias oportunidades los bomberos trataron de convencerlo para que desistiera de su propósito, pero el muchacho se mostró agresivo con los socorristas.
Mientras tanto, en las calles aledañas, se agolpaban cientos de curiosos a la espera del desenlace de la situación.
Jhon Freddy López, Coordinador del Comité Local para la Prevención y Atención de Desastres, Clopad, de Tuluá, dijo que a las 8:00 de la mañana un grupo integrado por voluntarios del Cuerpo de Bomberos y de la Defensa Civil, subió por una escalera y luego de sujetar con un arnés al frustrado suicida, lograron ponerlo a salvo, después de una hora de maniobras.
Por su parte, Gerardo Chaura, amigo del joven, dijo que Gaviria Ospina, quien trabaja como dependiente en una Bodega de Verduras ubicada en la Plaza de Mercado, había estado consumiendo licor desde tempranas horas.
