Redacción Caicedonia
El Periódico
Una demanda más con 15 testigos contra “el hospitalito de Tuluá” como es conocido popularmente el hospital Rubén Cruz, tendrán que afrontar las directivas de este centro médico por parte de los familiares de José Rubio Gómez Ramírez, de 88 años, quien falleció sentado en su silla de ruedas en la sala de espera.
Según su hija María Teresa Gómez, el pasado domingo 16 de Septiembre, sintiéndose asfixiado le solicitó lo trasladara donde el médico y teniendo a pocas cuadras este hospital lo llevó rápidamente hasta allí, donde el vigilante y los encargados de la recepción le negaron el servicio escudados en que ellos no tenían ningún convenio con Saludcoop y por eso no lo podían atender.Por esta razón no se le avisó a ningún médico de la presencia de este paciente; fue entonces que la desesperada mujer rogó para que le facilitaran una ambulancia para trasladar al paciente a otra casa de salud de las cuales había varias estacionadas afuera del establecimiento de salud, pero también ese servicio le fue negado. En ese preciso momento, al ver a su padre agonizando, la mujer se abalanzó contra el vigilante y por la fuerza ingresó al sitio y dio aviso a uno de los médicos de turno, que de inmediato revisó al adulto mayor, pero ya era tarde pues no presentaba signos vitales.
Este es uno de tantos casos que a diario se presentan en todo el país y que los usuarios de las EPS tienen que sufrir; las causas son diferentes pero las muertes se siguen dando y no hay quien responda, pues al parecer vida no tiene precio.
Rubio era pensionado y aunque nació y vivió toda la vida en Caicedonia, hacía algunos meses por problemas personales decidió irse a vivir con su hija a la ciudad de Tuluá.En su vida laboral se desempeñó como recaudador de impuestos nacionales en El Bordo Cauca; luego en su ciudad natal ejerció como Personero y Tesorero, hasta conseguir su pensión.El cadáver fue traslado a su tierra de origen, donde se le dio cristiana sepultura.