CAICEDONIA – El pasado 7 de Septiembre, Uriel Antonio Soto, de 58 años, había sufrido un accidente en momentos en que se dirigía hacia su trabajo, a bordo de una bicicleta y no se percató de un reductor de velocidad que se encuentra sobre el puente de Barragán. Debido a los golpes recibidos, fue trasladado al hospital General Santander de Caicedonia, de donde fue remitido a la Clínica María Ángel de Tuluá, donde recibió atención médica durante varios días. Pero esto no fue suficiente, pues por el día 11 del mismo mes, su corazón dejó de latir.
Sus despojos mortales fueron trasladados por sus familiares hasta su sitio de origen, donde fue sepultado. Se encontraba soltero y se dedicaba a los trabajos del campo.