Redacción BugaEl Periódico
El profesor Julio Cesar Abadía, quien viajaba a Cali con sus atletas para participar en la carrera de la mujer y al nacional inter clubes de atletismo, de repente al pasar por Buga comenzó a sentirse mal y decidió arrimar a un centro asistencial para ser valorado medicamente.
Estando en el Hospital San José de la Ciudad Señora, el profe no quiso que sus deportistas conocieran la situación para no afectarlos en la competencia, quizás presentía algo grave; pues constantemente manifestaba creer no durar mucho ya que desde tiempo atrás su salud no era la mejor. A las 4:00 de la madrugada del domingo 4 de mayo falleció. Sus atletas no lo sabían, sólo Bertha Sánchez, su alumna más aventajada, lo supo una hora antes de emprender la competencia de la carrera de la mujer; entre tanto sus pupilos corrieron en los eventos atléticos sin conocer la suerte de su maestro.
Abadía, quien se caracterizó por forjar la semilla del atletismo de fondo para el Valle en el municipio de Sevilla, al final no pudo observar por última vez el triunfo de sus alumnos, pues el destino no se lo permitió. Sus pupilos, desconociendo la infausta noticia, rindieron homenaje de manera inocente a su profesor y amigo, ganando sus respectivas pruebas: Bertha Sánchez, Andrea Montoya, Jennifer Bedoya y Subalia Sánchez, vencieron en diferentes categorías en la carrera de la mujer; mientras que Fernanda Montoya y Brayan Lugo, ganaron en marcha en el Campeonato Nacional de menores.
Será Bertha Sánchez, quien está en la parte alta de su carrera competitiva y la licenciada en Educación Física, quien continúe con el legado del profesor Julio Abadía.
Como siempre solía hacerlo, acompañaba a sus atletas a todas las competencias donde participaban, pero en esta ocasión el destino lo privó de esa satisfacción cotidiana. Había para él un camino diferente que lo ubicaría, no en la meta donde cruzarían sus discípulos sino la meta celestial que le tenía el Señor para dejar de ser terrenal.
Mientras sus discípulos intentaban ratificar su talento y exponían todas las enseñanzas recibidas por su padre deportivo compitiendo en Cali, unas en la Carrera de la Mujer y otros en el Campeonato Nacional Municipal Interclubes Menores, el cuerpo de su maestro yacía sin vida en un centro asistencial de Guadalajara de Buga; pues había fallecido, y sus deportistas ni siquiera se daban por enterados de la suerte que había padecido su gran forjador.
Tan solo la más adelantaba de sus talentosas deportistas, la campeona Bertha Sánchez, pudo conocer unas horas antes después de lo ocurrido con su maestro, sin expresarlo con su voz, pero reflejando en su rostro la gran tristeza que carcomía su alma, se podía interpretar que algo grave estaba pasando. Solo siendo confidente con la gente de su entorno, la gran Berta develó solo a una o dos personas de manera secreta el doloroso episodio que la agobiaba y que sabía iba a poner en un glacial a todos quienes conocieron de él.
El compromiso con la carrera de la Mujer era inminente y quizás el reto interior de quererle hacer un homenaje a su gran propulsor, maestro y padre del deporte, Bertha Sánchez corrió la competencia con valentía, la que ganó con categoría como en los mejores momentos cuando la veía correr su entrenador.
Al otro lado del escenario, en el estadio Pedro Grajales, sin conocer la infausta noticia, otros talentos atletas moldeados por el inolvidable Abadía, levantaban los brazos celebrando sus victorias y sonriendo de alegría, desconociendo que más adelante se transformaría en tristeza cuando conocieran la cruel realidad de lo sucedido con su profesor.
Julio Cesar Abadía, fue campeón en 800 metros, estudió en la Normal de varones de Cali, Licenciado en educación Física y deportes de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, discípulo del inolvidable entrenador en el Valle Carlos Ávila.
Entre sus destacados atletas están: Bertha Sánchez, Sandra Zapata, Lina Arias, Claudia Tangarife, Julio Cesar Pulido, Wilfran Cardona, entre otros.
En la sala de velación de la funeraria San Martin de Sevilla, reposó el cuerpo del profesor de atletismo Julio Cesar Abadía, quien a las 10:00 de la mañana del pasado lunes 5 de mayo fue cremado allí, en el mismo municipio de Sevilla, donde forjó deportistas hace más de 40 años.
