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6.01.2015

La tragedia de Salgar se puede repetir en el Valle del Cauca

Redacción Regional
El Periódico

La onda de creciente de un rio o quebrada torrencial arrastra con todo: suelo, rocas, árboles, lodo y construcciones

En muchas veredas y centro nucleados a orillas de cauces naturales, hay escenarios de 
evidente riesgo por afectación y daño ante avenidas torrenciales o crecientes rápidas en el Valle. 

CVC identifica esas situaciones, entre otras, en las cuencas de los ríos Fraile, Desbaratado, Bolo, Pance, Culebras, Guabas, Garrapatas, Sonso, Bugalagrande y Riofrío. Las acciones de gestión del riesgo deben apuntar a la reducción del riesgo; no construcción en márgenes de ríos, reubicaciones y ordenamiento territorial. “No existe obra de defensa que sirva ante avenidas torrenciales, sólo la prevención”.
Lo sucedido en Salgar-Antioquia y en particular el comportamiento de la quebrada Liboriana es un evento tipo Avenida Torrencial, natural extremo en el que el medio de transporte es el agua del río o la quebrada que desciende encañonada, la cual se agranda tanto con los aportes de las aguas de escorrentía por lluvia, el arrastre de suelo, las rocas, los árboles como por el mismo lodo, incrementando la energía de la corriente que arrasa con todo a su paso: casas, corrales, vías, puentes y todo lo que se haya construido en sus orillas.
“Este evento sucede en ciertas cuencas por su geología y la pendiente del cauce, sin ignorar el conflicto por uso del suelo, en donde la ocurrencia de una gran tormenta o lluvia y habiendo llovido con antelación a la misma, el suelo saturado se desprende súbitamente de las laderas en forma de múltiples deslizamientos que caen al cauce, contribuyendo a la formación de la creciente súbita y violenta”, señaló Omar Chaves, ingeniero civil de la CVC.
El Valle del Cauca  no es ajeno a que se reproduzca una tragedia como la Salgar, pues las condiciones climatológicas, la geología, las pendientes y la ocupación de las orillas de los ríos dan para todo ello. “Existen en el departamento múltiples veredas, caseríos y cabeceras municipales ubicados en zonas del dominio u ocupación de las crecientes de los ríos y quebradas, zonas que por sus limitaciones ante los eventos peligrosos potencialmente dañinos, no deben ocuparse. Sin embargo, debido a que “estos eventos de crecientes torrenciales son de baja recurrencia, lastimosamente el ser humano los utiliza como excusa para concebir la construcción herrada de sus viviendas; las avenidas torrenciales muchas veces no dan tiempo de reacción para alejarse del cauce, de ahí que se debe respetar a la naturaleza o tarde o temprano nos pasa la cuenta de cobro”, precisó Chaves Moncayo.

“Este tipo de eventos no son el pan de cada día, por lo que las personas piensan que nunca les va a suceder. 
Basta recordar tres episodios ocurridos en el Valle en Bendiciones en el 2006, en el río Desbaratado en 1999 y la tragedia en Florida ocasionada por el río Fraile en 1994”, indicó Rubén Darío Materón Muñoz, director general de la CVC.

La ubicación de viviendas en las márgenes de los ríos y zonas de ladera inestables son elementos de conformación de condiciones de vulnerabilidad y riesgo; lo grave es que “las obras civiles, tipo muros o similares no ofrecen verdadera defensa contra las avenidas torrenciales”, explica el ingeniero Chaves de la CVC.
“En el departamento se conocen de muchos sitios de ocupaciones indebidas de las márgenes de cauces sobre todo los que se comportan de tipo torrencial y nuestra invitación para las autoridades municipales es para que actualicen sus planes de ordenamiento territorial, incorporen el componente del riesgo, se restrinja la construcción sobre las riberas de los ríos, se haga la reubicación de lo que tenga que ser reubicado y lo que técnicamente sea viable, se mitigue”, sostuvo el Director General de la CVC.
Los ríos o quebradas tienen su propio comportamiento que los diferencia unos de otros, de ahí que hay ríos que presentan corrientes o avenidas de tipo torrenciales (muy peligros), otros con crecientes rápidas o lentas  con los consecuentes desbordamientos o inundaciones, en donde el alcance de destrucción o afectación de una y otra, es diferente.
El Valle del Cauca se caracteriza por tener ríos cortos y de alta pendiente que descienden de las cordilleras. Para el caso de crecientes súbitas “tenemos alto riesgo con los asentamientos humanos ubicados sobre las cuencas de los ríos Desbaratado, Fraile, Guabas, Bolo, Nima, Tuluá, Sonso, Bugalagrande y Riofrío; y para el caso de deslaves y movimientos en masa el sector de Loboguerrero, la vía Cabal Pombo y los municipios de Sevilla, Trujillo y el Dovio”, indicó Harold González, coordinador de la Red Hidroclimatológica de la CVC.
En el caso de Cali, el mayor riesgo se presenta en la zona rural y en el caso de los ríos Cali y Pance son propensos a crecientes rápidas, mientras que el Cauca genera inundaciones que se producen paulatinamente en periodos de tiempo más largos.
Este viernes se llevó a cabo en la CVC la reunión entre la Gobernación del Valle y la Corporación para estudiar el tema de prevención del riesgo de desastres en el departamento y analizar las expectativas concreta de trabajo interinstitucional.


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