La celebración que realizaron algunos hinchas en la noche del domingo 21 de junio después del partido que Brasil ganó a Venezuela, con el cual Colombia alcanzó a clasificar, resulto en toda una tragedia para una familia bugueña, ya que una de su integrantes fue arrollada por un motociclista que se dio a la huida después de sucedido el hecho.
El fatal accidente se registró sobre ella carrea 9 en el puente del colegio Académico, hacia las 8:00 de la noche, cuando la señora Carmen Sarria Muñoz, de 57 años, había sacado a pasear sus dos mascotas y de repente fue brutalmente atropellada por un motociclista que transitaba por el sitio, el cual después del accidente huyó del sitio con rumbo desconocido.
La infortunada mujer sufrió graves heridas en su cabeza y el cuerpo quedando tendida sobre la vía, desde donde fue traslada en una ambulancia que algunos de los otros motociclista solicitaran al hospital San José, donde después de ser intervenida quirúrgicamente, falleció a la 1:45 de la madrugada del lunes 22 de los corrientes, según indico su hijo Jaiver, quien también expresó que su progenitora se desempeñó por muchos años en venta por catálogo.
Al hecho del fallecimiento de la señora Sarria, lo más doloroso y repudiable es el hecho que el motociclista huyera del sitio sin al menos haber tratado de prestarle algún tipo de auxilio
Según algunos testigos, el sujeto se movilizaba en una moto de marca Yamaha Crypton, pero nada es claro aún.
El levantamiento del cuerpo estuvo a cargo de los Agentes de Tránsito de la ciudad, el cual se realizó en horas de la mañana del lunes, siendo trasladado hacia medicina legal, donde fue entregado a sus familiares hacia las 9 de la noche.
Las autoridades por su parte realizan la investigación para identificar al conductor de la moto, por medio algunos de los videos de las cámaras del sector para darle captura y así ponerlo a buen recaudo de la autoridad competente.
Los familiares hicieron llegar su solicitud de apoyo la ciudadanía bugueña, para identificar prontamente a este sujeto, según sus propias palabras, porque no es justo que un inocente pierda la vida, por las imprudencias de otra persona.