Redacción TuluáEl Periódico
Según se pudo establecer, los cuatro policías, entre los que se encontraba el Comandante de la Estación de Puerto Rondón, dos soldados y un sargento del batallón Navas Pardo, quedaron heridos tras la explosión pero fueron rematados por los subversivos con disparos de fusil. Entre las víctimas de este nuevo ataque, se encuentran dos tulueños que hacían parte de la Policía Nacional. Se trata del sub-intendente Héctor Fabio Lamus Cruz, de 36 años, quien era el Comandante de la Estación de Puerto Rondón, quien llevaba 17 años en la institución, hacía parte de una reconocida familia del corregimiento de Aguaclara y la última vez que lo vieron sus familiares en Tuluá fue el pasado mes de diciembre cuando el uniformado, quien era padre de tres hijos, vino a visitarlos con motivo de las fiestas de fin de año.
El Subintendente Héctor Fabio Lamus Cruz, de 36 años, ya había terminado el curso para ascender al rango de Intendente, pero desafortunadamente no pudo saborear este nuevo logro, desde hacía ocho meses había sido trasladado desde el municipio de Caicedonia, en el norte del Valle, hasta Puerto Rondón como Comandante de Estación de esa población. Por su parte, Gustavo Adolfo Mendoza, dijo que la última vez que vio a su sobrino, el Patrullero de la Policía, Andrés Mauricio Dita Navarro, de 25 años, fue el pasado 4 de enero, cuando se despidieron luego de pasar un período de vacaciones en el barrio Bolívar de Tuluá, en donde viven los padres del joven Policía.
En el atentado terrorista murieron cuatro policías y tres soldados, cuando los subversivos accionaron una carga de dinamita al paso del vehículo de los uniformados el cual quedó totalmente destruido.
El hecho se registró el sábado 30 de enero de 2010 hacia las 4:30 de la tarde en el sitio conocido como Corocito en jurisdicción de Puerto Rondón, en el departamento de Arauca, sobre la vía al municipio de Tame.
Andrés Mauricio, quien había cursado su bachillerato en el Gimnasio del Pacífico, había hecho el curso de patrullero en la Escuela de Policía Simón Bolívar de Tuluá y este año cumpliría sus cinco años en la institución.
Los uniformados se dirigían al sitio a decomisar gasolina venezolana que había ingresado al país ilegalmente por contrabandistas, cuando fueron atacados por los subversivos.
Con un acompañamiento masivo de familiares y amigos fueron despedidos los despojos mortales de los dos policías tulueños.
Una vez realizado el oficio religioso en la Capilla de la Escuela de Policía Simón Bolívar, el cual fue presidido por tres sacerdotes, sus compañeros realizaron una ceremonia especial en donde les rindieron un homenaje a los uniformados caídos en momentos en que le prestaban un servicio a la Patria.
Hacia las 4:00 de la tarde, los féretros fueron conducidos hasta el Cementerio Los Olivos en donde se les dio cristiana sepultura.
