Redacción Tuluá
El Periódico
El pasado 31 de marzo, en medio de la más completa impunidad, se cumplió el primer aniversario del vil asesinato del concejal de Tuluá, Carlos Alberto Wagner Valencia.
Como se recordara, la noche del 31 de marzo de 2009, el concejal Carlos Alberto Wagner regresaba a su casa ubicada en el barrio La Esperanza después de una agotadora jornada en la cual recogía mercados para varias familias campesinas que habían perdido sus cultivos en el corregimiento de Venus como consecuencia de la temporada invernal que azoto fuertemente este sector rural del municipio de Tuluá.
Dos hombres desconocidos a bordo de una motocicleta, le propinaron múltiples disparos al edil que le causaron la muerte minutos después mientras le prestaban los primeros auxilios en la Clínica San Francisco del municipio de Tuluá hasta donde alcanzó a ser llevado con vida por sus familiares.
El político, de 39 años, que no tenía escolta en el momento del atentado, había denunciado meses atrás amenazas de muerte por parte de un grupo al margen de la ley. Aunque ante la situación de inseguridad por la que atravesaba el representante del pueblo en el ayuntamiento local, familiares de la víctima, consideraron que Carlos no contaba con seguridad por “descuido de las autoridades”, porque definitivamente, la Policía sabía de las amenazas.
Lo que se pudo conocer es que a través de una revista de circulación clandestina por parte del grupo insurgente, era que el concejal Carlos Alberto Wagner, quien hacia parte del partido Uribista Alas Equipo Colombia, no era bienvenido a la zona rural del municipio de Tuluá, por lo que no le garantizaban su seguridad en la zona montañosa.
Sin embargo, Wagner se mostraba tranquilo, pues consideraba que no había motivos para que trataran de frenar su gestión social en beneficio de los más necesitados, pues su actuación en la vida pública era transparente.
A pesar de esas amenazas, en donde lo calificaban de mentiroso, corrupto y politiquero, Carlos Alberto Wagner en ese momento no consideró necesario pedir protección para su vida. A pesar de todas esas consideraciones, el concejal Carlos Alberto Wagner Valencia, sentía temor por dichas amenazas.
El Periódico
El pasado 31 de marzo, en medio de la más completa impunidad, se cumplió el primer aniversario del vil asesinato del concejal de Tuluá, Carlos Alberto Wagner Valencia.
Como se recordara, la noche del 31 de marzo de 2009, el concejal Carlos Alberto Wagner regresaba a su casa ubicada en el barrio La Esperanza después de una agotadora jornada en la cual recogía mercados para varias familias campesinas que habían perdido sus cultivos en el corregimiento de Venus como consecuencia de la temporada invernal que azoto fuertemente este sector rural del municipio de Tuluá.
Dos hombres desconocidos a bordo de una motocicleta, le propinaron múltiples disparos al edil que le causaron la muerte minutos después mientras le prestaban los primeros auxilios en la Clínica San Francisco del municipio de Tuluá hasta donde alcanzó a ser llevado con vida por sus familiares.
El político, de 39 años, que no tenía escolta en el momento del atentado, había denunciado meses atrás amenazas de muerte por parte de un grupo al margen de la ley. Aunque ante la situación de inseguridad por la que atravesaba el representante del pueblo en el ayuntamiento local, familiares de la víctima, consideraron que Carlos no contaba con seguridad por “descuido de las autoridades”, porque definitivamente, la Policía sabía de las amenazas.
Lo que se pudo conocer es que a través de una revista de circulación clandestina por parte del grupo insurgente, era que el concejal Carlos Alberto Wagner, quien hacia parte del partido Uribista Alas Equipo Colombia, no era bienvenido a la zona rural del municipio de Tuluá, por lo que no le garantizaban su seguridad en la zona montañosa.
Sin embargo, Wagner se mostraba tranquilo, pues consideraba que no había motivos para que trataran de frenar su gestión social en beneficio de los más necesitados, pues su actuación en la vida pública era transparente.
A pesar de esas amenazas, en donde lo calificaban de mentiroso, corrupto y politiquero, Carlos Alberto Wagner en ese momento no consideró necesario pedir protección para su vida. A pesar de todas esas consideraciones, el concejal Carlos Alberto Wagner Valencia, sentía temor por dichas amenazas.
