Redacción Buga
El Periódico
De un infarto fulminante falleció en Buga, el señor Daniel Eduardo Díaz Méndez, el pasado miércoles al parecer en horas de la madrugada, quien había cumplido el pasado 1 de octubre 62 años de edad.
Soltero, el mayor de 5 hermanos, de los cuales 3 son mujeres, hincha del América de Cali, hijo de la señora Lucila Méndez.
Daniel Eduardo, como de costumbre, compartió con su señora madre y Janeht, una de sus hermanas, la cual vive en este cálido y afectuoso hogar, la noche anterior a su deceso; hacia las 9:30 de la noche, se fue a su aposento a descansar y como siempre a ver la televisión mientras caía en el sueño.Pero la sorpresa de su señora madre, la señora Lucila Méndez, fue al día siguiente cuando al llegar Janeht a casa luego de cumplir la media jornada laboral y al preguntar por su hermano, obtuvo como respuesta que él debía estar cerca, por cuanto la bicicleta en la cual se movilizaba esta allí en casa.
Janeht, dijo “Lucy, suba al cuarto a verificar si esta allá”, y en efecto, de repente un grito ensordecedor se apoderó del silencio del medio día cuando la señora Lucila exclamo “Mi hijo”, ante lo cual Janeht, soltó los cubiertos y llegó al cuarto de su hermano, hallándolo gélido.
Daniel se caracterizó por ser jovial, amable, nunca se le notó enfadado, a todo le sonreía, solía permanecer en las afueras del Café Canaima, donde tertuliaba con sus amigos, hasta que regresaba a casa de manera puntual a las 12:00 del medio día.
El Semanario El Periódico, expresa su solidaridad y respeto para con los deudos, al igual que la Paz para la última morada del entrañable amigo.
“Madre Santísima, te ruego intercedas ante tu hijo Jesucristo por Daniel Eduardo Díaz Méndez.
Como madre conoces lo que es la partida de un ser nacido de las propias entrañas.
Fue el desvelo de mi vida, como lo fue Jesús de la tuya. Virgen Madre, guíalo con tu amor maternal, preséntalo como hijo tuyo a Jesús, para que, purificado de toda culpa, goce del amor de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, en compañía de los Ángeles y de los Santos; y a nosotros que sufrimos tanto, ayúdanos para que cierre esta herida que su muerte ha dejado en nuestro corazón.
Se nos hace muy difícil comprender el por qué de su partida, pero aceptamos, confiadamente la voluntad, de tu hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén".
