TULUÁ - La muerte en forma violenta de Edith Johanna Amaya, esposa y madre de tres hijos, y por supuesto eje de una humilde familia, consternó repentinamente los miembros de esta familia quienes se enteraron de la aterradora noticia.Los hechos se registraron el miércoles anterior 4 de mayo cuando desde horas del mediodía no se volvió a saber nada de la infortunada mujer de 31 años de edad. Ese día, dice su esposo Carlos, que se cansó de timbrarle a su celular sin obtener contestación alguna.
En un paraje solitario en la vía que conduce al Corregimiento San Rafael fue hallado su cuerpo por unos campesinos que pasaron y la encontraron, que según dictamen de medicina legal, pereció debido a las múltiples y mortales heridas ocasionadas con arma blanca.
Carlos Castillo, esposo de Edith Amaya reveló que ella se dedicaba a la venta de boletas en el centro y en el sector de La Galería de Tulúa quien resaltó su nobleza y alegría que le impregnaba a sus tareas, siempre almorzaba con su familia, pero ese fatal día seria el de no olvidar, salio como de costumbre muy temprano a vender las boletas y jamás regreso.
En manos del dador de la vida han dejado los deudos de Edith Johanna Amaya, los motivos que rodearon su muerte y que sea la justicia Divina quien se encargue del juicio para sus homicidas. La victima deja una adolescente de 13 años y dos niños de siete y tres años se quedaron huérfanos de madre.
