Según algunas versiones de personas en el lugar, Ramírez recibió no menos de quince disparos en su cuerpo y la cabeza que causaron su inmediata muerte.
Otros testigos manifestaron que la tragedia habría podido ser mayor, pues los amigos de la víctima que estaban de frente pudieron huir del sitio, pero Cristhian que estaba de espalda a su verdugo nada pudo hacer para salvar su vida.
Cristhian se desempeñaba como mensajero en una charcutería del municipio, había prestado su servicio militar en la Policía, y era aficionado a los deportes extremos como el moto cross el cual practicaba en su motocicleta.