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9.22.2014

Un sexagenario muere al caer de un palo de mango

Redacción Buga
El Periódico

Mientras se encontraba recolectando algunos mangos en la copa de un árbol que el dueño de una vivienda en el corregimiento El Porvenir le había vendido, un hombre de 66 años identificado como Luis Efrén Rojas Ceballos, se desplomó desde una altura de al menos seis metros, hasta el techo de la casa y desde allí hasta el piso donde se golpeó la cabeza contra una piedra y una batería de carro.
Según las versiones recogidas en el lugar, los habitantes del sector escucharon un ruido que los alertó y al salir a mirar qué había pasado, hallaron al desafortunado hombre sobre el suelo maltrecho pero aún con vida y de inmediato se lanzaron a la carretera para pedir auxilio y así trasladarlo hasta un centro médico; en ese preciso momento pasaba una ambulancia que se detuvo, en la cual no se pudo trasladar pues en ella era remitida una mujer embarazada; minutos después se hizo presente una ambulancia del Cuerpo de Bomberos de Buga, en la cual se trasladó al herido hasta el hospital San José,  pero desafortunadamente  llegó sin signos vitales al centro médico.
“Sindy” como lo conocían los alumnos de los colegios donde vendía su mango picado con sal, había salido de su vivienda en el caserío La Palomera donde residía, hacia las dos y media de la tarde del lunes 15 de septiembre, y aunque  uno de sus hijos y un nieto le ofrecieron ayudarle a bajar los mangos, éste se negó.
Según su hijo Luis Alfonso Rojas, a su llegada aun Efrén tenía los ojos abiertos y al darle su mano éste le dio un apretón; por último expresó que hubo mucha demora en la llegada de la ambulancia para prestarle ayuda oportuna a su padre, en lo que estuvieron de acuerdo algunos habitantes del sector.
Rojas era casado hace 44 años con Mery Hernández, le sobreviven cuatro hijos entre ellos una mujer; siempre se caracterizó   por ser un hombre alegre, formal, y muy trabajador, reconocido en varios colegios de la ciudad donde a diario llevaba su mango con sal para venderles a los estudiantes quienes debido a que a éste le faltaban algunos de sus dientes, lo apodaron “sindi”.

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