El Periódico
Sus 11 hijos, 28 nietos y 25 bisnietos se despidieron de él con las exequias que se cumplieron a las 4:00 de la tarde en la parroquia San José de su ciudad de origen, Córdoba.
“Su última voluntad fue que lo enterráramos acá, que no lo dejáramos llevar a ninguna parte. Pidió que fuera algo sencillo, como le gustaban las cosas”, dijo Julieta Londoño Restrepo, una de sus hijas.
La dama también narró que la última vez que don Jair habló fue 8 días antes de fallecer y, a pesar del daño neurológico que padecía, su mente mantenía activa, a tal punto que podía opinar sobre temas nacionales como el tratado de paz y la situación en la frontera con Venezuela. “Él tenía una mente brillante, era un ser maravilloso”.
Londoño Torres era viudo hacía 8 años, su esposa Ana Rosa Restrepo, murió en el 2007 luego de luchar varios meses contra un cáncer de estómago, sus cuerpos finalmente volvieron a estar juntos en el cementerio de la localidad, pues ambos fueron enterrados en el mismo lugar.
Jair Londoño Torres, fue un artista reconocido, entre otras, por la obra en la que recreó con pequeños trozos de bambú, la basílica del Señor de los Milagros de Buga. Además, realizó otras edificaciones a escala, como el monumento de La Paz.
Este campesino de oficio dejó un legado vanguardista que llegó a varios municipios del país y es apreciado por muchas personas que visitan a diario su galería de arte religioso “Flor del Café”, ubicada en la propiedad en la que vivió durante casi 50 años en Córdoba, desde donde alentaba a la juventud para alcanzar sus sueños.
“Yo nací con la obsesión por el arte. La música, la pintura y todas las expresiones artísticas siempre me han entusiasmado. Sin embargo, desde muy niño me tocó trabajar en el campo, y solo estudié 3 años, desde los 14 hasta los 17. Como éramos muchos hermanos, siempre trabajé por ellos, pero sin perder el deseo de hacer algo creativo”, dijo Londoño Torres, en su última entrevista con La Crónica, el día que cumplió 90 años, el 5 de abril de 2014.