Redacción Buga
El Periódico
Como Mauricio Peláez Sánchez, fue identificado el pasado martes de 9 de noviembre, el hombre asesinado el día anterior con arma blanca por desconocidos en el barrio Cascajal, de Buenaventura, siendo reconocido por Luís Fernando Gómez, Director de la Fundación Jesús Esperanza Viva, donde estuvo en proceso de rehabilitación, quien manifestó que Mauricio era un joven que aprovechó muy bien el tiempo que estuvo en la Fundación.
La víctima contaba con 32 años de edad, natural de Buga, residía en el Puerto desde hace 8 años, luego de haberse retirado con honores del ejército como soldado profesional.
Llegó al Centro de Rehabilitación y se convirtió en un líder, dijo el Director. El tiempo normal de rehabilitación en la Fundación es de un año, pero él estuvo 4, porque durante tres años, se convirtió en líder y ayudó a la recuperación de otros jóvenes.
Mauricio había manifestado que quería entregarle la vida a Jesucristo y a sacar jóvenes de la drogadicción.
Fue su progenitor quien luego de confirmar la muerte de su hijo, viajó desde Bogotá para sepultarlo en Buga.
El Periódico
Como Mauricio Peláez Sánchez, fue identificado el pasado martes de 9 de noviembre, el hombre asesinado el día anterior con arma blanca por desconocidos en el barrio Cascajal, de Buenaventura, siendo reconocido por Luís Fernando Gómez, Director de la Fundación Jesús Esperanza Viva, donde estuvo en proceso de rehabilitación, quien manifestó que Mauricio era un joven que aprovechó muy bien el tiempo que estuvo en la Fundación.
La víctima contaba con 32 años de edad, natural de Buga, residía en el Puerto desde hace 8 años, luego de haberse retirado con honores del ejército como soldado profesional.
Llegó al Centro de Rehabilitación y se convirtió en un líder, dijo el Director. El tiempo normal de rehabilitación en la Fundación es de un año, pero él estuvo 4, porque durante tres años, se convirtió en líder y ayudó a la recuperación de otros jóvenes.
Mauricio había manifestado que quería entregarle la vida a Jesucristo y a sacar jóvenes de la drogadicción.
Fue su progenitor quien luego de confirmar la muerte de su hijo, viajó desde Bogotá para sepultarlo en Buga.