
“Merceditas”, ferviente seguidora de San Francisco de Asís, conservó por toda la vida los principios católicos, escuchaba Radio Maria y veía Tele Amiga; nunca se casó, fue soltera de por vida, pero siempre vivió rodeada de una familia numerosa en la cual ella era el centro de importancia y atención; sobrinas, sobrinos, primos, hermanos, hermanas, ahijados, vecinos, amigos la escuchaban y sus consejos eran llenos de lucidez y sabiduría