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Don Luis, el hombre que le había cedido un espacio a Estrada en su humilde habitación para que se instalara con sus pocas pertenencias: una cama, su maletín y una bicicleta, relató a nuestro corresponsal: “yo el domingo como a las cuatro de la tarde me fui para la ciudad de Palmira a visitar a unos familiares y el muchacho quedó aquí, un hijo mío lo vino a buscar y tocó varias veces pero nadie le abrió la puerta; extrañado porque por la ventana vio la bicicleta y el maletín sobre el asiento, me llamó y me contó lo que estaba sucediendo. Ya por el día miércoles, yo me sentí intranquilo y decidí regresarme para la habitación, a eso de las diez y media llegué, metí la llave en la chapa de la puerta pero no pude abrir pues tenía puesto el pasador por dentro; yo presintiendo algo, decidí llamar a la Policía y junto a ellos con una segueta cortamos uno de los barrotes de la ventana y así entramos. De inmediato se sintió un hedor que envolvía la el ambiente, por lo cual nos tocó salir de nuevo casi que corriendo de allí”.
Un agente de la policía en cumplimiento de su deber inspeccionó al interior, encontrando en el piso del baño el cadáver de Reinaldo, ya en alto grado de descomposición. Al parecer Reinaldo llevaba por los menos tres días sin vida, pero las causas de su muerte no se pudieron establecer de inmediato al no haber ningún tipo de señales de violencia en su cuerpo.
Después de realizar el levantamiento del cuerpo, fue trasladado hasta medicina legal donde se determinará la verdadera causa de la muerte de José Reinaldo.
