El Periódico
A plena luz del día y frente al CAI del barrio Palobonito, en Tuluá, sicarios motorizados asesinaron a un vendedor de motos de segunda.
El atentado, en el que perdió la vida Jaime Andrés García Gutiérrez, de 24 años, se registró el pasado miércoles hacia el mediodía en la esquina de la carrera 22 con calle 20, cerca del cementerio Central.
Precisamente, hasta la compraventa de motos Los Paisas, que está ubicada frente al puesto de policía del barrio Palobonito, llegaron dos hombres a bordo de una motocicleta Honda Biz de color azul, que tenía la placa tapada con una toalla higiénica, y sin mediar palabra le propinaron varios disparos a García Gutiérrez.
Sin embargo la víctima alcanzó a correr varios metros huyendo del ataque, pero uno de los pistoleros descendió de la motocicleta y persiguió al comerciante y le causó otras heridas en diferentes partes del cuerpo.
Gravemente herido, Jaime Andrés fue trasladado en un taxi hasta la clínica San Francisco en donde falleció cuando iba a ser intervenido por los médicos de esa casa de salud.
Una vez, el policía que estaba de guardia en ese CAI, escuchó los disparos alertó por radio a las patrullas que se encontraban en el sector y a escasos minutos de que se presentara el atentado; los presuntos sicarios, de 24 y 29 años de edad, fueron interceptados a una cuadra del sitio de los hechos.
Aunque a los sospechosos no se les halló el arma con la que habrían cometido el crimen, testimonios de las personas que a esa hora se encontraban en la compraventa de motos y del mismo policía del CAI, coinciden en afirmar que por las características físicas y las prendas de vestir, se trata de los sicarios.
Asimismo, la policía se lamentó porque la cámara de seguridad que se encuentra al pie del CAI no logró el registro del preciso momento en que se presentó el hecho pues por falta de mantenimiento de estos aparatos por parte de la Alcaldía de Tuluá, no se pudo lograr el video que habría servido como evidencia para inculpar a estos individuos.
Sin embargo, la Fiscalía halló en los teléfonos celulares de los presuntos asesinos, mensajes de texto que los compromete con ese homicidio.