
El humilde vigilante permaneció en el sitio por espacio de varias horas hasta que llego la policía acompañada de la fiscalía para practicar el levantamiento del cadáver y dar parte a sus familiares.
Sin contar con armas de ninguna índole, solo una linterna, un termo con café, una ruana y una estampa de la milagrosa, murió realizando su trabajo en las calles de tuluá.